El perro de mi vecina me odia.
Ustedes preguntaran ¿Qué tiene que ver eso con la
historia? Todo, nada. Eso lo decidirán ustedes.
La cuestión es que el perro de mi vecina me odia.
Ir a la Feria Del
Libro con el profesorado todos los años es un desafío. Y sin él también lo es
porque voy a la feria desde que tengo 13 años.
Pero, ¿Cómo renovar la motivación de ir a un lugar
donde están todos los libros que se puedan imaginar sabiendo que en realidad es
el mismo paseo de todos los años y que como plus después se viene EL trabajo
creativo?
Dice el diccionario. Creativo: del latín creare y significa engendrar, producir, dícese de la persona
con aptitudes de creación, consiste en encontrar métodos u objetos para
realizar tareas de maneras nuevas o distintas.
La respuesta a la pregunta es que los que tenemos el
vicio de la literatura amamos bucear en un océano que posee toneladas de
libros. Siempre encontraremos un punto de anclaje desde donde empezar la
travesía.
Este año la motivación extra era que nuestra profesora
de Literatura Hispanoamericana participaba en una mesa redonda sobre José
Hernández y el Martín Fierro.
¿Por qué le llaman mesa redonda cuando la mesa es
rectangular y están los expositores sentados uno al lado del otro? ¿No seria
mejor que dijeran “participan hoy de la mesa rectangular…”? No me compete a mí
resolver este misterio. Que sea material de trabajo creativo de mis futuros
alumnos.
Volviendo al tema, como decía, ir a la feria es todo
un desafío y este año no iba a ser la excepción.
Ese sábado me levante contento. Era un día hermoso,
soleado y además no solo haría fering, no Shopping, sino que antes visitaría a
mi abuela.
Salí tempranito para poder estar un buen tiempo con
ella y mi tía cuando en la calle me encontré…si, con el perro de mi vecino.
Como todas las mañanas estaba ahí, sentadito en la puerta de su casa y me miró
con unos ojitos tiernos pero que escondían una increíble maldad.
Sabía lo que ocurriría a continuación, yo pasaría y el
esperaría a que yo me alejara y me correría tratando de morderme. Y así fue.
Apenas pase junto a el esperó, tomó carrera y me corrió y esta ves casi lo
logró. Sus dientitos rozaron mi zapatilla y en ese momento jure que el día que
logre morderme me desmayo sobre el y lo transformo en perro estampilla.
El resto del viaje no merece muchas palabras y la
visita a mis familiares fue casi normal salvo porque mi tía me mencionó que su
esposo antes de morir le había hablado de una edición del libro de Mario Vargas
Llosa “La Ciudad Y
Los Perros” editada en 1961 un año antes de su edición oficial que poseía un
extraño capitulo. Le pregunte como había tomado conocimiento el de ese libro y
ella me respondió que poniéndose muy nervioso solo atinó a decirle en voz muy
baja - Me lo dijo un amigo.
Esto animó mi espíritu de aventura y decidido salí
rumbo a la feria no solo con un motivo de visita de este año sino ya dos. Un
misterio me impulsaba a la aventura.
Tome el colectivo 113 que me dejaría en la entrada al
subte D para luego bajarme en Plaza Italia pero para sorpresa mía el viaje no
sería normal.
Primero comencé a darme cuenta que había varias
personas que constantemente me miraban por lo bajo, como recelosos, vigilantes,
en segundo lugar el colectivo nunca llegó a destino. Luego de echarme una
cabeceadita me encontré en un colectivo completamente vacío y en la
intersección de la Avenida General
Paz y Cabildo.
Lógicamente ese no era el lugar a donde tenía que
bajarme pero me vi en la obligación de hacerlo dado que no había nadie. No me
preocupe por el horario porque iba con tiempo de sobra. Sabía que la ponencia
era a las tres de la tarde y había salido con tiempo.
Como estaba en la Avenida Cabildo, el 60 podría
llevarme hasta mi destino así que paré al primero que pasó y me acomode en un
asiento.
Algo raro estaba sucediendo y no podía saber que era
pero tenía esa sensación en la nuca de que alguien me vigilaba a pesar de que
miraba hacia todos lados y no veía a mi posible vigilante.
Luego de un rápido y sobresaltado viaje, el chofer
manejaba a cien kilómetros por hora más o menos, llegué a Plaza Italia para descubrir
que era un mundo de gente. Pensé, claro es Primero de Mayo y los padres salen
con sus hijos al Zoológico. Error estaba cerrado justamente por ser feriado.
También recordé que a unas cuadras de ahí estaría presentándose al aire libre y
en forma gratuita Caetano Veloso y sí mucha gente boyaba hacia ese sector pero
muchísima más gente con sus pequeñuelos iban rumbo para la feria.
Comienzo a recorrer la fila hacia el final, pero
horror, no tenia fin. Caminé una cuadra, otra, y otra, y otra más. Ocho fueron
en total las cuadras a las que llegaba. Desesperado miré mi reloj y solo
quedaban 45 escasos minutos. ¿Cómo entraría tanta gente en ese tiempo? Además
esa solo era la primera parte del periplo porque una ves dentro tenía que
encontrar el salón de la ponencia.
Por bondad de los dioses o alguien ahí arriba en los
cielos la fila comenzó a avanzar, y mucho mas rápido de lo que yo podía
imaginar. Sorprendentemente en solo 40 minutos esa marea de gente estaba
adentro del predio. Pero aun me faltaba encontrar donde estaría mi profesora.
Le pregunto a un señor de seguridad:
- ¿Dónde se encuentra el salón Adolfo Bioy Casares? Me
responde. – Salís por esta puerta llegas al sector verde, lo atraviesas, doblas
a la izquierda ahí esta el stand de Clarín lo rodeas, salís al salón rojo y a
un costado vas a ver un patio externo, una puerta a otro salón con escaleras
mecánicas, las subís y ahí lo encontras.
Imagínense mi desesperación el reloj ya marcaban las
15 y yo me había perdido en medio de la explicación del hombre al doblar a la
primer izquierda. Corriendo atravesé como pude todo eso y como llegue no lo se
pero 5 minutos mas tarde estaba sentado como un soldado en el salón esperando
la charla que aun no había comenzado.
Terminada la ponencia me aboqué a buscar el misterioso
ejemplar que como supuse nadie sabía de su existencia.
Un par de personas me miraron con recelo al preguntar
pero aun así negaron su existencia
Luego de horas de búsqueda infructuosa decidí volver a
mi casa. Cuando escucho al pasar por el stand del Gobierno de la Nación a una muy bella
chica que en voz baja me dice:
- Tené cuidado con lo que preguntas y con lo que
buscas. – la mire angustiado porque no entendía como ella podía estar enterada
de mi búsqueda pero ella como leyendo mis pensamientos me responde – No sabes
lo que estas buscando.
- Ese libro nunca debería haber salido a la luz por
eso fue retirado de circulación y oficialmente salio a la venta un año después
cuando su autor fue obligado a reescribir capítulos enteros por revelar
secretos arcanos puesto en boca de sus protagonistas.
- Eso es imposible, es solo una novela – respondí.
- Bueno, cree lo que quieras pero todos los que
buscaron ese libro terminaron muy mal. Así que no sigas, esta es la primer y
única advertencia.- Algo en sus ojos me dijo que hablaba en serio así que
después de meditar un momento salí de la feria rumbo a mi hogar con la certeza
de que algo en el horizonte no estaba bien y que era un cobarde de no continuar
la búsqueda. Pero estaba muy cansado, había caído la noche y ya deseaba estar
en la comodidad de mi casa compartiendo unos mates con mi madre.
Ese fue el final de un largo día que había comenzado
con una certeza y una advertencia al mismo tiempo:
“El perro de mi vecina me odia”