jueves, 24 de enero de 2013

Crónica Anunciada De Un Loco Día De Feria

Bueno les presento un cuento que escribí para el profesorado. Espero les guste y critiquen.




El perro de mi vecina me odia.
Ustedes preguntaran ¿Qué tiene que ver eso con la historia? Todo, nada. Eso lo decidirán ustedes.
La cuestión es que el perro de mi vecina me odia.
Ir a la Feria Del Libro con el profesorado todos los años es un desafío. Y sin él también lo es porque voy a la feria desde que tengo 13 años.
Pero, ¿Cómo renovar la motivación de ir a un lugar donde están todos los libros que se puedan imaginar sabiendo que en realidad es el mismo paseo de todos los años y que como plus después se viene EL trabajo creativo?
Dice el diccionario. Creativo: del latín creare y significa engendrar, producir, dícese de la persona con aptitudes de creación, consiste en encontrar métodos u objetos para realizar tareas de maneras nuevas o distintas.
La respuesta a la pregunta es que los que tenemos el vicio de la literatura amamos bucear en un océano que posee toneladas de libros. Siempre encontraremos un punto de anclaje desde donde empezar la travesía.
Este año la motivación extra era que nuestra profesora de Literatura Hispanoamericana participaba en una mesa redonda sobre José Hernández y el Martín Fierro.
¿Por qué le llaman mesa redonda cuando la mesa es rectangular y están los expositores sentados uno al lado del otro? ¿No seria mejor que dijeran “participan hoy de la mesa rectangular…”? No me compete a mí resolver este misterio. Que sea material de trabajo creativo de mis futuros alumnos.
Volviendo al tema, como decía, ir a la feria es todo un desafío y este año no iba a ser la excepción.
Ese sábado me levante contento. Era un día hermoso, soleado y además no solo haría fering, no Shopping, sino que antes visitaría a mi abuela.
Salí tempranito para poder estar un buen tiempo con ella y mi tía cuando en la calle me encontré…si, con el perro de mi vecino. Como todas las mañanas estaba ahí, sentadito en la puerta de su casa y me miró con unos ojitos tiernos pero que escondían una increíble maldad.
Sabía lo que ocurriría a continuación, yo pasaría y el esperaría a que yo me alejara y me correría tratando de morderme. Y así fue. Apenas pase junto a el esperó, tomó carrera y me corrió y esta ves casi lo logró. Sus dientitos rozaron mi zapatilla y en ese momento jure que el día que logre morderme me desmayo sobre el y lo transformo en perro estampilla.
El resto del viaje no merece muchas palabras y la visita a mis familiares fue casi normal salvo porque mi tía me mencionó que su esposo antes de morir le había hablado de una edición del libro de Mario Vargas Llosa “La Ciudad Y Los Perros” editada en 1961 un año antes de su edición oficial que poseía un extraño capitulo. Le pregunte como había tomado conocimiento el de ese libro y ella me respondió que poniéndose muy nervioso solo atinó a decirle en voz muy baja - Me lo dijo un amigo.
Esto animó mi espíritu de aventura y decidido salí rumbo a la feria no solo con un motivo de visita de este año sino ya dos. Un misterio me impulsaba a la aventura.
Tome el colectivo 113 que me dejaría en la entrada al subte D para luego bajarme en Plaza Italia pero para sorpresa mía el viaje no sería normal.
Primero comencé a darme cuenta que había varias personas que constantemente me miraban por lo bajo, como recelosos, vigilantes, en segundo lugar el colectivo nunca llegó a destino. Luego de echarme una cabeceadita me encontré en un colectivo completamente vacío y en la intersección de la Avenida General Paz y Cabildo.
Lógicamente ese no era el lugar a donde tenía que bajarme pero me vi en la obligación de hacerlo dado que no había nadie. No me preocupe por el horario porque iba con tiempo de sobra. Sabía que la ponencia era a las tres de la tarde y había salido con tiempo.
Como estaba en la Avenida Cabildo, el 60 podría llevarme hasta mi destino así que paré al primero que pasó y me acomode en un asiento.
Algo raro estaba sucediendo y no podía saber que era pero tenía esa sensación en la nuca de que alguien me vigilaba a pesar de que miraba hacia todos lados y no veía a mi posible vigilante.
Luego de un rápido y sobresaltado viaje, el chofer manejaba a cien kilómetros por hora más o menos, llegué a Plaza Italia para descubrir que era un mundo de gente. Pensé, claro es Primero de Mayo y los padres salen con sus hijos al Zoológico. Error estaba cerrado justamente por ser feriado. También recordé que a unas cuadras de ahí estaría presentándose al aire libre y en forma gratuita Caetano Veloso y sí mucha gente boyaba hacia ese sector pero muchísima más gente con sus pequeñuelos iban rumbo para la  feria.
Comienzo a recorrer la fila hacia el final, pero horror, no tenia fin. Caminé una cuadra, otra, y otra, y otra más. Ocho fueron en total las cuadras a las que llegaba. Desesperado miré mi reloj y solo quedaban 45 escasos minutos. ¿Cómo entraría tanta gente en ese tiempo? Además esa solo era la primera parte del periplo porque una ves dentro tenía que encontrar el salón de la ponencia.
Por bondad de los dioses o alguien ahí arriba en los cielos la fila comenzó a avanzar, y mucho mas rápido de lo que yo podía imaginar. Sorprendentemente en solo 40 minutos esa marea de gente estaba adentro del predio. Pero aun me faltaba encontrar donde estaría mi profesora.
Le pregunto a un señor de seguridad:
- ¿Dónde se encuentra el salón Adolfo Bioy Casares? Me responde. – Salís por esta puerta llegas al sector verde, lo atraviesas, doblas a la izquierda ahí esta el stand de Clarín lo rodeas, salís al salón rojo y a un costado vas a ver un patio externo, una puerta a otro salón con escaleras mecánicas, las subís y ahí lo encontras.
Imagínense mi desesperación el reloj ya marcaban las 15 y yo me había perdido en medio de la explicación del hombre al doblar a la primer izquierda. Corriendo atravesé como pude todo eso y como llegue no lo se pero 5 minutos mas tarde estaba sentado como un soldado en el salón esperando la charla que aun no había comenzado.
Terminada la ponencia me aboqué a buscar el misterioso ejemplar que como supuse nadie sabía de su existencia.
Un par de personas me miraron con recelo al preguntar pero aun así negaron su existencia
Luego de horas de búsqueda infructuosa decidí volver a mi casa. Cuando escucho al pasar por el stand del Gobierno de la Nación a una muy bella chica que en voz baja me dice:
- Tené cuidado con lo que preguntas y con lo que buscas. – la mire angustiado porque no entendía como ella podía estar enterada de mi búsqueda pero ella como leyendo mis pensamientos me responde – No sabes lo que estas buscando.
- Ese libro nunca debería haber salido a la luz por eso fue retirado de circulación y oficialmente salio a la venta un año después cuando su autor fue obligado a reescribir capítulos enteros por revelar secretos arcanos puesto en boca de sus protagonistas.
- Eso es imposible, es solo una novela – respondí.
- Bueno, cree lo que quieras pero todos los que buscaron ese libro terminaron muy mal. Así que no sigas, esta es la primer y única advertencia.- Algo en sus ojos me dijo que hablaba en serio así que después de meditar un momento salí de la feria rumbo a mi hogar con la certeza de que algo en el horizonte no estaba bien y que era un cobarde de no continuar la búsqueda. Pero estaba muy cansado, había caído la noche y ya deseaba estar en la comodidad de mi casa compartiendo unos mates con mi madre.
Ese fue el final de un largo día que había comenzado con una certeza y una advertencia al mismo tiempo:
“El perro de mi vecina me odia”

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